robachicos blog

2005/09/18

Uno

"Uno busca lleno de esperanzas el camino que los sueños prometieron a sus ansias."
Enrique Santos Discépolo.



El uno debería poder referirse a sí mismo sin que eso significara la negación del otro y viceversa. Cuando se asume la existencia del otro, el uno se ve modificado por el conocimiento de la existencia de algo que no es él mismo.

Uno tiene una idea y busca la manera de plantearla para que llegue otro -cualquier otro- y le provoque algo -cualquier algo- . El otro llega convertido en su propio uno y se entera de la idea del otro que fue uno en el principio del proceso. El otro que ahora es uno trata de que la idea que recibe le diga algo y le provoque hacer algo que guarde relación con lo que recibe. Con el tiempo y un poco de cacumen el uno que fue otro hace algo con la idea del otro que fue uno y se lo presenta al otro uno y a otros unos. Si hubo suerte, el uno del principio reconoce una interpretación de su idea que le hace darse cuenta de que su otro le interpretó de una manera distinta a la que el uno había imaginado como realización de su idea.

Los otros unos se permiten conocer el producto de la idea de los dos unos inmiscuidos en el proceso y -a su vez- reinterpretan lo observado. Emiten jucios y guardan en la cesera partes concretas, representaciones e ideas generadas por el estímulo y el proceso se renueva.

Todos los unos somos otros de otros unos y todos los otros son sus propios unos.

Pero a veces el uno que fue otro no quiere que los otros critiquen el poducto resultante y lo defiende. O los otros que ahora son unos no están de acuerdo con lo que el otro hizo con la idea el otro otro y quisieran que se pareciera más a la idea que cada uno tiene sobre la idea original. Esa es la verdadera dificultad de relacionarse con el otro: la aceptación de lo hecho por él (o ella, pues) como producto de el proceso mental que tuvo origen según su propia experiencia y sus preferencias y necesidades expresivas y creativas.

Hacer algo con una idea de otro una vez obtenido el permiso de hacerlo es mucho más fácil que apechugar opiniones sobre lo realizado o aceptar que lo hecho por alguien no tiene que responder a nuestras propias necesidades. En la manera de afrontar o no, de asumir o no, de procesar mentalmente o no esos dos momentos radica la apertura a lo que en otros días era la otredad y que hoy (tiempos más alternatosos) llama uno alteridad.

Rafael Salmones 12:24 a.m.

1 Comments:

Muy bonito texto, lo felicito mano.

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